A 709 metros sobre el nivel del mar se erige esta monumental estatua de impresionantes dimensiones: cuenta con 38 metros de altura total, de los cuales 8 metros corresponden al pedestal, y el peso total supera las 1.100 toneladas. La estatua fue inaugurada el 12 de octubre de 1931 luego de 5 años de trabajos. Importantes escultores, artistas e ingenieros participaron en su construcción y diseño.
Muchas leyendas y anécdotas rodean la construcción e historia de este inmenso monumento, en un principio se discutió si el Cristo Redentor debía cargar con una cruz o quizás un globo terráqueo. Si bien entonces los brasileros aún no habían consolidado su fama en el ambiente del futbol internacional, no se quería malinterpretar al Cristo como un “Cristo futbolero”. También hay que destacar el hecho de que nadie murió durante la construcción de la estatua, lo cual ha sido considerado un signo de buena fortuna. Finalmente hace unos años el obispado de Río de Janeiro pidió tener copyright sobre la imagen del Cristo, pues si bien es un ícono turístico, también es una figura de representación religiosa (se podían encontrar imágenes del Cristo en toda clase de suvenires, ¡incluso cervezas y condones!).
Para llegar hasta la cima del cerro Corcovado y ver de cerca al Cristo (muchos realizan esta subida como forma de peregrinación) hay que tomar con el coche la carretera, dejarlo luego en un estacionamiento y continuar a pie el final del camino. Una atracción diferente es montar el tren da Corcovado, que atraviesa el Parque Nacional de la Tijuca. En el camino, si subimos con el tren, veremos toda clase de vegetación y fauna. Luego se puede terminar de subir en el ascensor o montar los 222 escalones que nos llevaran a los pies del Cristo.
Hoy es el símbolo por excelencia de Río de Janeiro y seguramente aumentará su popularidad hacia el 2016.
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